
Muero porque estremezca el universo,
que descienda la tibia luz de las estrellas,
y la luna me sonría.
Muero por encontrar la palabra justa
para el momento exacto,
que me lleve el viento y me abrace el río.
Muero por tenerte en el intangible delirio
soberana de mis noches,
que sin tu amor yo no vivo.
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