lunes, 17 de mayo de 2010

Sinceridad.


Pasear por calles frías, extrañas, todas grises y miles de gente y autos atravezándolas día a día y sintiendo tantas cosas cerca. Y pensar que la realidad a veces se puede eclipsar en tu mirada, y darme cuenta que siempre espero, espero, espero tanto que al final me quedo sin nada. Y pensar que hay caricias que se mueren antes de nacer, y momentos que pasan como aquellas estrellas fugaces , tan rápido que no te da tiempo a retratarlos para siempre. Buscar tus manos, tu cuerpo en la oscuridad, recordarte que sigo aquí, que sólo intento cantar otras canciones, aunque al final sólo me sepa tus letras. Que da igual los caminos que pise, los besos que si alguna vez me lo roben, que dan igual las sonrisas de alquiler, mis pies desnudos en una cama que me queda demasiado grande, buscando unos brazos que nunca me alcanzarán. Que da igual todo cuando la mínima tontería te trae otra vez aquí, en medio de tantas palabras. Que quisiera que sepas que todavía se me quedan en medio de la garganta, que nunca lo digo todo por miedo a perder, que no me gusta apostar mis fichas de reserva. Que en el fondo sé que todo lo que hago tiene un único propósito. Que de momento nadie tuvo el valor para cambiármelo. Que muchas veces he sentido que he perdido el rumbo, que lo logro todo y no tengo nada, que me da igual porque me siento hielo sin tu mirada, que se que puedo conseguirlo todo si tu estás conmigo pero que sin ti no puedo nada. Que a veces quiero vivir dos veces para seguir buscándote día a día como lo hago desde el momento en que te conocí, porque sé que ni mil vidas me alcanzarían para demostrarte lo que te amo, siento que necesito tu mirada, que otras siento que un suspiro más me mataría al instante. Que ojalá pudiese sacarle el mejor brillo a tu corazón, pero antes tengo que arreglar el mío. Que lo daría todo, absolutamente todo. Si tan sólo fuese capaz de tocarte. .

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